El beneficiario final, según la LFPIORPI, es la persona física que ultimadamente posee o controla a un cliente y/o la persona física en cuyo nombre se realiza una transacción. También incluye a las personas que ejercen el control efectivo final sobre una persona moral o fideicomiso. Las entidades obligadas deben identificar al beneficiario final de sus clientes como parte de sus medidas de debida diligencia. Esto implica entender la estructura de propiedad y control de las personas morales, y en algunos casos, verificar la identidad de los individuos que poseen más del 25% de la entidad o que ejercen el control efectivo.