El perfil transaccional del cliente, según la LFPIORPI, es un conjunto de elementos que caracterizan el comportamiento habitual y esperado de un cliente en sus operaciones financieras. Este perfil se construye con base en la información proporcionada por el cliente sobre su actividad económica, nivel de ingresos, volumen y tipo de transacciones esperadas, entre otros factores. Las entidades deben comparar continuamente las transacciones reales del cliente con su perfil para detectar desviaciones que puedan indicar actividades inusuales o sospechosas. El perfil transaccional es una herramienta clave para el monitoreo efectivo y la gestión de riesgos.