El proceso de salida de clientes, en el contexto de la LFPIORPI, se refiere a los procedimientos que las entidades deben seguir cuando deciden terminar una relación comercial debido a preocupaciones de lavado de dinero. Este proceso implica: documentar claramente las razones de la terminación; realizar un análisis final de las transacciones del cliente; presentar los reportes necesarios a la UIF si se identifican actividades sospechosas; y asegurar que la salida se realice de manera que no alerte al cliente sobre posibles investigaciones. Es crucial que este proceso sea manejado con cuidado para evitar el riesgo de "tipping off" (alertar al cliente sobre sospechas o investigaciones).