Las señales de alerta, en el contexto de la LFPIORPI, son indicadores que sugieren un mayor riesgo de lavado de dinero o financiamiento al terrorismo. Estas pueden incluir: transacciones inusuales en cuanto a monto, frecuencia o complejidad; discrepancias entre las transacciones y el perfil del cliente; uso injustificado de efectivo; transferencias a o desde países de alto riesgo; o estructuración de operaciones para evadir umbrales de reporte. Las entidades deben desarrollar y mantener actualizadas listas de señales de alerta específicas para su sector y tipos de clientes, y capacitar a su personal para reconocerlas.