La segmentación de clientes en el contexto de la LFPIORPI es el proceso de clasificar a los clientes en grupos basados en características comunes de riesgo. Esta práctica permite a las entidades aplicar medidas de debida diligencia proporcionales al nivel de riesgo de cada segmento. Los criterios de segmentación pueden incluir: tipo de cliente (individual o corporativo), actividad económica, volumen de transacciones, ubicación geográfica, y productos o servicios utilizados. La segmentación eficaz permite una asignación más eficiente de recursos y un enfoque más preciso en los clientes de mayor riesgo.